1. Recoja el diente tomándolo por la corona ( la superficie de masticación), no por la raíz.
El diente debería ser manejado con cuidado - tocar sólo la corona - para reducir al mínimo el daño a la raíz.
2. Lave el diente con agua.
Si está sucio, suavemente lave el diente con agua, recordando no tocar la superficie de la raíz.
· No use jabón o sustancias químicas.
· No frote el diente.
· No seque el diente.
· No lo envuelva en una servilleta de papel o pañuelo.
3. Coloque el diente nuevamente en su alveolo inmediatamente, si es posible.
Cuanto mas rápido el diente sea restituido a su alveolo, más grande será la probabilidad de que pueda sobrevivir. Para reinsertarlo, con mucho cuidado, introduzca el diente dentro del alveolo con los dedos, o ubíquelo en posición encima del alveolo y cierre la boca despacio. Sostenga el diente en el lugar con los dedos o mordiendo sobre él con suavidad.
4. Mantenga el diente húmedo durante todo el tiempo.
El diente no debe ser dejado fuera de la boca para evitar que se seque. Si no puede ser reinsertado en el alveolo, se lo debe mantener húmedo utilizando los siguientes medios:
· Leche
· Dentro de la boca (al lado de mejilla)
· Suero fisiológico
· Si ninguno de estos medios es posible, sumérjalo en agua ( con un pellizco de sal si posible).
5. Visite a un odontólogo lo antes posible.
Lleve el diente a un odontólogo general o especialista en tratamiento de conducto lo mas rápido posible - lo ideal es dentro de los 30 minutos -. Sin embargo, también puede ser factible salvar el diente, aunque haya estado fuera de la boca durante una hora o más.
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